Hacia el futuro con consulta abierta
Prevista inicialmente para julio de 2026, algunas voces cercanas al círculo analítico estiman que la revisión podría alargarse hasta 2027 si los acuerdos tardan en cristalizar. En medio de este marco temporal, la Secretaría de Economía mexicana no se queda quieta.
Apuntalando una estrategia de cohesión interna, la institución ha promovido una serie de consultas nacionales para esclarificar las prioridades de cara al acuerdo. Lanzó en septiembre un período de consultas de 60 días, destinado a terminar a mediados de noviembre.
Durante esta ventana, fueron organizadas nueve mesas de trabajo en ocho estados claves, centrándose principalmente en áreas productivas como las tecnologías de la información y comunicación (TICs).
Análisis y preparación ante un panorama incierto
En un contexto global marcado por la incertidumbre y las tensiones comerciales, surgen luces al final del túnel. México parece avanzar con decisión hacia la definición de su postura, sustentándose en las consultas con los sectores productivos esenciales para delimitar las prioridades nacionales de cara a 2026.
Marcelo Ebrard y su equipo, impertérritos ante el reto, están concentrados en llegar al tablero de negociaciones, bien preparados y con un consenso fraguado, como si esta cuestión se hubiera transformado en un asunto de interés nacional.
El expediente engrosa día a día, pero la meta reluce al final: llegar a la revisión del T-MEC con una vocación unificada y una posición de consenso bien cincelada.
Meta nacional: un consenso robusto
Como señaló Ebrard, alcanzar esa meta solo se producirá a través de una identificación de prioridades comunes, surgida de una consulta abierta y participativa con todas las áreas productivas relevantes. Abraca desde el vigoroso sector tecnológico hasta los trabajadores clave, emblema de la producción nacional.
Solo el transcurrir del tiempo, juicio final de decisiones y estrategias, dirá si estos esfuerzos rendirán sus frutos cuando llegue la hora de las negociaciones.
Hecho relevante: Si bien esta revisión siempre estuvo prevista en el acuerdo original del T-MEC, es la primera vez que se pone en práctica, añadiendo un extra de suspense a este proceso.